Y he perdido la prudencia,
Pierdo el sigilo,
Me exhibo sin vergüenza,
Observo en rededor ,
Y a nadie importa.
Son lejanos los días en que las miradas me señalaban,
Son lejanos los días en que me enfrentaba al mundo.
Y a mi pequeña ciudad,
No la alcanza el cambio,
Aún corazones de piedra,
Aún hay indolencia,
Aún hay ciudad.
Y rostros frescos con miradas viejas,
Los mismos ojos que huyen de la verdad,
Los mismos caminos,
Los mismos deseos,
Los mismos muertos.
Y aún la ciudad se va a la basura,
Y aún son pocos quienes les duele,
Y aún están ahí.
Esperando a que la ciudad no te duela.
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