Y ahí está el bendecido,
El siempre destruido,
Que en su buena honra
Vio la luz en los albores del tiempo,
Y ni siquiera su heredero
Le respetó,
Profanado, desfigurado,
Transliterado, postdeformado.
Así llegó el verbo a las Américas,
Nutrido de nada, condenando todo.
Nadando con nutrias,
Exacerbado e intolerante,
Condenador cubierto
Por el condenado,
Y el que despreciaste..
Ese es tu pastor,
Pues es él con el temor,
(Y no tus siervos con la prédica,)
Quien mantiene las ovejas en el rebaño,
Tu reino de amor,
Propagado como hoguera de odio y temor,
O la cabeza doblada,
O la llama encendida,
Ese fue el amor que sembraste.
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