Es más difícil escribir con guantes, respirar con mascarilla, y ver cómo se transforma o se corroe la ciudad, ver los bares quebrar, ver lo bares cerrar, ver, tan solo ver es difícil.
También cerró el café que nos gustaba, y el que no nos gustaba. Eso es lo bueno de las crisis, son democráticas, o por lo menos equitativas, los virus no tienen moral ni prejuicios. Parece una lucha entre iguales, de la sociedad no se puede decir lo mismo.
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