Vuelan los días.
Vuelan, vuelan,
no les hace falta equipaje.
Las horas, los minutos, los segundos,
se escapan de tus dedos,
no dan lugar a olerlos,
sentirlos,
saborearlos.
se van indiferentes,
así como vinieron.
En un eterno fluir que a veces no comprendemos,
y muchas veces negamos,
tal vez el entender que solo somos parte de ese flujo
nos permita sentirlo, vivirlo y aceptarlo.
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