Y sí, acá me siento en la palabra, en medio del caos, cómo siempre, inundado de rugidos de Odín, cómo siempre, esperando que una señal estalle, cómo nunca. Y el muro de sonido moviéndose como ola, abrazando, avasallante, potente, imperturbable.
El reclamo eterno de una cultura que resiste, se resiste, y grita contra todo, contra la hipocresía de una cultura que perdió el corazón y la belleza en POS del consumo, contra un pedazo de mármol que es venerado como arte, y contra un arte que alega que solo la belleza es valiosa, nuestra monstruosidad también lo es, nuestra diferencia, también lo es. Somos testigos y cronistas de una era de horror ¿Cómo más podríamos pintar paisajes?
Manizales 04/07/2021
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