Hermano, prometerle, no puedo; pero intentarlo, sí. Una vida consagrada cómo la suya, no puedo menos que envidiarla, con envidia de la buena, de la que admira, de la que inspira.
Tanto lomo de mula con la parca mirando sobre el hombro no se pueden dejar morir por las mentiras de unos y el desinterés de otros.
Acá seguiremos, un abrazo.
Manizales 2/02/2021
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