Huele a sangre, en la calle, en la plaza, en carretera, en el viaducto. Huele a muerte por doquier, huele a dignidad y como tantas veces huele a cambio. Y veo a ese chico, a ese niño, aunque yo llevo una palabra y el una piedra, se que estamos del mismo lado, del lado de "los nadie". Y logro comprender a pesar de sentirlo un poco tarde, que lo importante no es que sea una palabra o una piedra, lo importante es que no paremos, y en un golpe de ironía en la historia, recuerdo que la palabra y la piedra son viejas compañeras.
Manizales 06/05/2021
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