Aprendí a irme, a partir, a soltar momentos y personas, queridas o amadas, pues humanos somos y nuestros caminos, deseos y decisiones nos pueden alejar. Comprendí que así es y será, y no está mal, somos momentos, a veces fugaces, otros duraderos, pero en todo caso, momentos. Lo más difícil de domar fueron los "hubiera", el pensar todo el tiempo en posibles respuestas que no van a llegar y que si llegaran no cambiarían nada. El "hubiera" es solo una semilla que cuando se planta solo sabe florecer en dolor, ansiedad, angustia, y cosechar cualquiera de esas tres te lleva a reiniciar un ciclo de sufrimiento, el dolor enseña a veces, pero cuando te aferras a él nada bueno pasa. Y con el tiempo aprendí que es más peligroso un "hubiera" que un "adiós, te agradezco y te amo, pero me voy".
Manizales 05/04/2021
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